La música de Britten nos va a acompañar en el inicio de esta temporada 2019-2020 en un par de ocasiones: en el concierto de apertura de los Teatros del Canal, junto a la Camerata Infantil, y en la Sala Sinfónica del Auditorio, junto a la Orquesta de la Comunidad de Madrid, con su ciclo de canciones tituladas Les Illuminations (Las Iluminaciones). Así es que, aprovechamos el tirón de este compositor británico del siglo pasado para que conozcáis algunos detalles sobre su Guía de Orquesta para Jóvenes, escrita especialmente para niños y niñas como vosotros, hace más de cincuenta años.

Britten escribió su Guía de Orquesta para Jóvenes con la intención de que estudiantes aprendieran a reconocer y diferenciar los sonidos de los instrumentos de una orquesta. Instrumentos más bien clásicos y occidentales: es decir, aquellos que habitualmente nos enseñan en clase de música o vemos en los libros de texto o en unas láminas gigantes, y que se dividen en familias de viento, cuerda y percusión. En realidad, son sólo unos pocos de los muchísimos que hay repartidos por todo mundo.

El caso es que Britten, para escribir su Guía de Orquesta para Jóvenes, toma prestado un tema de otro compositor que se llama Purcell para transformarlo en una nueva pieza, cosa que se ha hecho toda la vida y que se sigue haciendo hoy en día. A este tipo de modificaciones se las conoce como variaciones, ya que conservan ciertos rasgos del tema “original” pero alterados de distintas maneras. Fíjate en el tema original de Purcell:

 

Ahora, compáralo con el inicio de Britten (11”-2’10”):

Fíjate cómo Britten, al inicio de la pieza, despliega todo el arsenal tímbrico de los instrumentos a través del tema de Purcell: todos juntos, luego las maderas, los metales, las cuerdas y finalmente la percusión. Es como si escucháramos a Purcell bañado en colorines y eso hace que nuestras orejas estén atentas a los matices de estos tintes. A este inicio, le siguen unas variaciones, por eso escuchamos el tema de Purcell desmenuzado e incluso a veces nos resulta difícil identificarlo (2’10’’ en adelante). Estas variaciones, por lo general, responden a un tipo carácter que habitualmente asociamos a un instrumento en función de sus características. En cierto sentido, lo que hace Britten es reforzar la idea de que “la flauta es dulce”, “el oboe melancólico”, “el violín apasionado” o “las trompetas, trompas y trombones heroicos”. Y nos lo muestra a través de su música: la flauta, notas rápidas y ligeras; el oboe, notas largas y tendidas, etc.

Britten consigue un resultado increíble combinando todos estos colores. Pero piensa que la idea de asociar un “carácter” a un instrumento (dulce, melancólico, apasionado o heróico), y de ahí una sonoridad determinada (sonidos largos o cortos, rápidos o lentos, dinámicos o estáticos, etc.), no es algo que nos venga dado, sino que lo hemos construido a lo largo de muchos años. Así, como la música de Britten, encontramos otras piezas que hacen cosas similares: por ejemplo, asignar a un animal un tipo de música en función de los rasgos que habitualmente le atribuimos. Por ejemplo, escucha El Carnaval de los Animales de Saint-Saëns:

¿Cómo es la música del león? (0’38’’), ¿Y la de las tortugas? (3’23’’), ¿Y la del elefante? (5’35’’), ¿Y los canguros? (6’56’’), ¿Y el cisne? (16’42’’). ¿Piensas que son músicas que describen a estos animales?, ¿Crees que los leones, las tortugas, los elefantes, los canguros y los cisnes tienen una música particular? Y si no es así, ¿Cómo te la imaginas?

Asignar un carácter a un instrumento, como la música a un animal, no es algo malo. Lo es si pensamos que todos los instrumentos, como todos los animales, suenan del mismo modo. Porque ni los violines son apasionados ni las flautas son dulces, ni los leones suenan feroces ni las tortugas perezosas, aunque a veces nos los imaginemos así.

De hecho, los instrumentos tienen tantas posibilidades como sonidos seas capaz de imaginar en tu cabeza. También suena su cuerpo, las cuerdas, los arcos, las teclas y los pistones.  Y si no te lo crees… ¡Escucha el Currywurst!

¡El metro!

¡Y el Zoo de la Konzerthausorchester de Berlín!