K. Nystedt. Stabat Mater
J. Vila i Casañas. L’heure du Berger
F. Schubert. Salve Regina D.676
Franz Schubert. Misa nº2, D.167 en Sol mayor
I. Kyrie
II. Gloria
III. Credo
IV. Sanctus
V. Benedictus
VI. Agnus Dei

«Dirijo para vivir, y vivo para componer» fue la fórmula utilizada por el compositor y director de coro belga Vic Nees para expresar una actitud ante la música que podrían suscribir en mayor o menor medida compañeros de profesión como su compatriota Rudi Tas, el barcelonés nacido en Sabadell Josep Vila y el noruego afincado en los Estados Unidos Ola Gjeilo, todos ellos convocados en este programa. Profundos conocedores de su «instrumento», los compositores de música coral suelen demostrar en sus obras un enorme respeto por la tradición junto a otras valiosas cualidades como el pragmatismo, el eclecticismo, la economía de medios, una profesionalidad total y un envidiable sentido del equilibrio entre la emoción y la forma.

La mayor parte de las sinfonías de Schubert vieron la luz –con el autor a la viola– en interpretaciones realizadas por orquestas de estudiantes; varias de sus Misas –entre ellas, la D. 167, compuesta con apenas 17 años– fueron estrenadas en los servicios religiosos de su propia parroquia. A diferencia de su admirado Beethoven –que mantuvo estrechos contactos con las élites aristocráticas vienesas–, Schubert vivió apegado a la realidad cotidiana y al gusto burgués, circunstancia que explica la cercanía y relativa sencillez de una parte sustancial de su producción musical. Escrita dentro de los parámetros de la Missa brevis, la segunda de sus misas es también la más interpretada de su catálogo, una popularidad que es fácil de justificar escuchando el canon a tres voces de arrebatadora belleza que conforma su Benedictus.